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domingo, 4 de marzo de 2012

Tiempo al tiempo.

No sabes como te sientes, ¿Verdad? Lo quieres, no te quiere, o al menos eso dice, aunque no lo demuestra. Te ilusiona para desilusionarte, te sonríe para hacerte llorar, te llama para que gastes aliento inútilmente y te besa pensando en ella. Estás locamente enamorada. Intentas olvidarlo, no puedes. No puedes porque él te lo impide. Es como.. um.. como el perro del hortelano, no come ni deja comer. No te quiere ni te deja que lo olvides. ¿En qué quedamos? ¿Te quiere o no? Deshojas margaritas, y unas veces te dicen que te quiere, y otras que no. Buscas la respuesta mirando el cielo en las noches estrelladas, pero las estrellas prefieren callarse, y esconderse. Estás harta no, lo siguiente. Te preguntas para qué hace todas esas gilipolleces. Para él es un acto, para tí un mundo. Pero no te das cuenta de una cosa; estáis locamente enamorados, los dos. Sí, los dos. Tú de él, y él de otra. Te hace todo esto para no perderte, para asegurarse de que siempre habrá alguien que lo quiera. Ella no quiere saber nada de él, y él no quiere saber nada de ti, pero te amarra, te aprieta y te ahoga en lágrimas. Pobre enamorada, pobre ilusa.

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